La exposición “Cuatro grandes maestros del arte popular” es resultado de la convocatoria publicada por el museo en 2013
Preservar y divulgar el trabajo de los artesanos nacionales es uno de los propósitos de la exposición “Cuatro grandes maestros del arte popular”, inaugurada esta tarde en el Museo de Arte Popular (MAP).
La exposición, que puede ser visitada hasta el 6 de julio próximo, es resultado de la convocatoria publicada por el MAP en julio del año pasado, abierta a instituciones culturales, asociaciones y cooperativas de artesanos, instancias culturales de las Delegaciones Políticas del Distrito Federal o personas físicas relevantes en el ámbito cultural de la capital de este país.
El sustento señaló que “el arte popular, en sus distintas representaciones, es un marcador cultural e histórico que nos lleva a un viaje por el tiempo y el espacio de México. Es, asimismo, un testimonio de la riqueza de nuestra cultura donde imaginación y talento se unen, de ahí la importancia de salvaguardarlo”.
La convocatoria advertía plasmar esa idea en objetos de ornato o uso cotidiano, es uno de los objetivos de “Cuatro grandes maestros del arte popular”, que ahora presenta a los ganadores con la idea de contribuir a la valoración y preservación del trabajo creador artesanal y divulgar su obra en una muestra en el MAP.
Los ganadores, de acuerdo con el dictamen del jurado conformado para este efecto, son los maestros Adalberto Álvarez Martínez, Francisco Leobardo García Guevara, Graciela Ramírez López y Rodolfo Villena Hernández, quienes recibieron un estímulo económico de 50 mil pesos y un diploma cada uno.
Conforme a las bases de la convocatoria, las propuestas de candidatos artesanos a estos premios debían corresponder a personas residentes en el país con trayectoria destacada, de cuando menos 20 años, habiéndose distinguido en la creación de obras de arte popular mexicano en cualquier técnica artesanal.
Adalberto Alvarez Martínez (Huandacaréo, Michoacán, 1952) es cartonero desde hace 22 años y radica en la Delegación Milpa Alta de la Ciudad de México. Además de trabajar en su museo-casa-taller, actualmente coordina el taller de cartonería en la Fábrica de Artes y Oficios (FARO) de Milpa Alta.
Ha participado como expositor en diferentes universidades y centros culturales de la Ciudad de México, Estado de México, Guerrero y Morelos, entre otras entidades, además de la ciudad de Washington, D. C., en Estados Unidos, donde son altamente apreciadas sus piezas de cartonería, por su calidad y gran diseño.
Francisco Leobardo García Guevara, quien nació en la Ciudad de México en 1964, pero radica en la ciudad de Guanajuato, es un orfebre que trabaja la joyería tradicional, diseñando y elaborando piezas en oro, plata, cobre, alpaca y bronce. A lo largo de su trayectoria ha participado en múltiples concursos obteniendo 19 premios.
Graciela Ramírez López (Ciudad de México, 1962) reside en la Delegación Iztapalapa y ha trabajado la cerería escamada desde su niñez, conocimiento que adquirió por tradición familiar, la cual se remonta al siglo XIX. Junto con sus hermanos es la séptima generación de cereros, y desea continuar con esa tradición.
Por último, Rodolfo Villena Hernández (Ciudad de México, 1968), quien actualmente radica en la ciudad de Puebla, es cartonero e inició su carrera artística en 1990; desde entonces ha trabajado ininterrumpidamente. Son incontables los premios, reconocimientos y diplomas obtenidos a lo largo de 24 años de trayectoria.
Además de que su trabajo ha sido expuesto en galerías de Nueva York, Chicago, Filadelfia, Ciudad de México, Morelos y Puebla, ha destacado por sus montajes de altares de muertos, nacimientos y piñatas, al igual que por su participación como expositor en universidades y centros culturales de la República Mexicana.
MILENIO CULTURA
Reportaje Especial...
63 años de Vida Universitaria
Publicado por primera vez el 28 de marzo de 1951, el periódico Vida Universitaria ha reseñado la historia de la UANL y se ha convertido, a lo largo de seis décadas, en la voz de la comunidad universitaria.
Fundado bajo el auspicio del Patronato Universitario y heredero del legado cultural de don Manuel L. Barragán, Alfonso Reyes, Raúl Rangel Frías, Alfonso Reyes Aurrecoechea y Samuel Flores Longoria, entre otros forjadores, este órgano informativo de la Universidad Autónoma de Nuevo León se ha reconstruido en sus casi 63 años de existencia, adecuando sus lenguajes, contenidos y diseños; además de incorporar la tecnología para transportar su formato impreso a digital, e incursionar a las redes sociales, para atender las expectativas de las nuevas generaciones de usuarios.
“Para nosotros es un honor seguir el legado que iniciaron personas imprescindibles de nuestra cultura nuevoleonesa, con este proyecto del periódico, y hoy estarlo continuando desde la actualidad, desde la exigencia de un tiempo tal vez donde prevalece la visualidad, y estar siempre refrescando los lenguajes tanto visuales como periodísticos; creo que es el mayor logro de Vida Universitaria, mantenerse en pie e ir caminando junto a su tiempo”, afirma su editora Lizbet García Rodríguez.
Con 24 páginas, cuatro secciones y dos suplementos, el periódico plasma la vida institucional, académica, cultural y deportiva de la UANL, además de constituir un espacio de expresión para sus estudiantes, profesores e investigadores, así como para escritores de la localidad, a través de su suplemento “Flama”.
Esta publicación quincenal tiene un tiraje de 10 mil ejemplares, además de contar con la versión digital en PDF, el periódico electrónico en la web y circular en facebook y twitter.
El Staff de Vida Universitaria |
“Nos parece importante esta coexistencia de medios porque hay público para todos ellos, hay gente que sigue disfrutando hojear el periódico, el verlo, coleccionarlo, y hay gente -sobre todo los jóvenes-, que están buscando la nota en la página de internet o que se conectan a un medio que consideran más de interacción como pueden ser las redes sociales”.
¿Qué ha representado Vida Universitaria, a través de 63 años, para la Universidad Autónoma de Nuevo León?
Yo creo que si tuviera que decirlo con una palabra, sería voz; dar voz a los universitarios, a los maestros, a los científicos, para que ellos puedan decir, esto somos y esto hacemos en la Universidad.
¿Cuántas etapas ha vivido el periódico?
Desde su fundación tuvo una evolución en cuanto a imagen, el propio logotipo, la presentación del periódico, el tamaño del papel, hasta que en 1987 tuvo una pausa de 10 años y, en 1997, se retoma con otros nombres también imprescindibles de su tiempo como han sido Edmundo Derbez y Celso José Garza.
¿Cuál será la visión de Vida Universitaria que tiene a futuro, qué es lo que falta por hacer?
Yo creo que nuestro principal objetivo deben ser los estudiantes, que es la razón de ser de la Universidad; lo que falta es seguir en esta búsqueda de que los universitarios se vean reflejados en el periódico, que ellos se sientan protagonistas de la vida universitaria y, por tanto, tengan su voz en el periódico.
Por Eduardo Loredo Rivera
Fotografía Efraín Aldama Villa
No hay comentarios:
Publicar un comentario