sábado, 1 de marzo de 2014

Los intelectuales en Venezuela

El caos y la polarización social, sumados a la crisis del papel que amenaza al trabajo editorial y periodístico, son el centro del siguiente reportaje sobre el futuro cultural del país sudamericano.

En estos días de humo y neblina, intelectuales, editores y escritores también están ahí, en primera línea, detrás de sus respectivas trincheras. Una atalaya en pleno campo de batalla, donde se venden libros y se realizan encuentros en torno a la cultura. Un periódico que se va quedando sin páginas y aún así continúa circulando. Una editorial estatal, quizás la más prestigiosa de América Latina, que produce como si nada y —de realizarse— se prepara para la próxima feria del libro. Un suplemento que consiste en ir andando por Caracas y que espera por papel para volver a la calle. Una novela policial por escribirse en momentos en que la realidad superó a la ficción.

GARCILAZO PUMAR Y RODRIGO BLANCO, LUGAR COMÚN
Restos de basura quemada, grafitis: sin evolución no hay revolución, hombres en moto, gente mirando y preparándose para una jornada más de protestas en el sector de Altamira —a las 10 de la mañana la calle está semicortada—, un obelisco y en la esquina, una librería ubicada en el epicentro de las manifestaciones. Garcilazo Pumar y Rodrigo Blanco son socios y editores, pero desde el año pasado enfrentan dificultades para poder seguir con sus publicaciones. Este es el Lugar Común, el lugar de todos, dice Pumar, respecto a su atalaya que se mantiene firme y no ha sufrido daños a pesar de los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes prácticamente a la puerta. “Aquí se reúnen desde grupos anarcopunk y de diver­sidad sexual, pasando por una gran cantidad de escritores”, sigue Pumar. Se jactan de ofrecer la mejor oferta de libros de izquierda de la ciudad y de contar a muchos chavistas entre sus fieles. Aun así no tienen gran contacto con el sector oficial. Se refieren a algunos de los intelectuales del régimen, que ya no tienen mayor actividad cultural y se han convertido en funcionarios. “Ya no piensan, la­dran”, dice Pumar. Como en el resto de la sociedad, la polarización también afecta al campo intelectual. Blanco denuncia que “incluso intelectuales dentro de la oposición, no voy a dar nombres, pero de los cuales uno espera cierta iluminación, toman también el atajo de apoyar situaciones de violencia en la calle que son la negación misma del trabajo intelectual”. Todo lo contrario a lo que se pro­pone Lugar Común, pensado como un espacio para abrir debates. “Quiero creer que la libertad de pensamiento aún es posible en todos los venezolanos”, dice Garcilazo.
El intelectual siempre fue un insubordinado, dicen, pero su rol ya no es de guía como en el siglo XIX o parte del siglo XX. “Antes el escritor podía ser presidente y estaba en la vanguardia de los cambios, yo creo que ahora más bien está en la retaguardia —acota Blanco—, y su función es más humilde, pero también necesaria: mantener un poco de cordura y estabilidad en medio de la sinrazón. No hay que perder de vista cuáles son los verdaderos debates que se están dando, más allá de la acción de calle, más allá de la represión, y sin olvidar que todo eso ha pasado, acá hay una situación de crisis transversal y es lo que a veces los radicales de lado y lado no quieren que se discuta: la inseguridad, los altísimos niveles de mortandad y de violencia, la crisis alimentaria y de producción, la falta de materias primas para todo, crisis hospitalaria, crisis de gobernabilidad, crisis de institucionalidad, la no separación de poderes, o sea, todo ese tipo de problemas”.
De alguna manera la falta de papel les afecta a todos (o a casi todos). Los editores de Lugar Común no creen que se trate de algo planificado, al menos en el caso de las editoriales, sino de la ineficacia general. “El gobierno simplemente no ha podido garantizar ni siquiera el abastecimiento del producto más venezolano que hay que es la harina pan”, dice Garcilazo Pumar. “El tema del papel nosotros no lo resolvemos, estuvimos casi un año sin poder publicar nuevos libros, hace dos semanas pudimos publicar nueva­mente un título utilizando papel bond que es el que se consigue, pero ya no podemos hacerlo más porque ahora no hay planchas para imprimir —relata Blanco—. En nuestro caso se ha parali­zado la producción. En otros casos, han podido imprimir a precios prohibitivos”. Dicen que incluso las editoriales del gobierno han bajado su nivel de producción, pero éstas no lo reconocen.
Ambos editores con formación de izquierda son antichavistas pero no están con la oposición. “Nos hemos propuesto elaborar algo —dicen—, pero el gran problema es que todos los días cambiamos nues­tra percepción del asunto. Hay que ser un tipo con una capacidad analítica extraordinaria o un genio para entender qué es lo que está pasando aquí. Yo la verdad no puedo”.

ELÍAS PINO ITURRIETA, EL NACIONAL
El bus se encumbra por las sinuosas curvas de las montañas que rodean Caracas, pasa por el búnker que es la embajada de Estados Unidos, se detiene frente a un centro comercial. En el café espera Elías Pino Iturrieta, historiador y profesor universitario, además de editor adjunto y columnista del periódico El Nacional, uno de los principales del país que en el último tiempo lleva el slogan: “sin papel no hay periódico”, porque ha debido reducir dramáticamente sus páginas, suplementos y la cantidad de libros que publica. Al igual que otros periódicos como Últimas Noticias, El Nacional tiene papel hasta mediados de año y después nadie sabe qué va a suceder. Tendrán que iniciar muy pronto los despidos, confiesa, pues tal como reclaman los trabajadores de la prensa, la falta de papel en el país está poniendo en riesgo el trabajo de 30 mil personas.
Pino Iturrieta, antimilitarista y antigolpista, de­cano de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, UCV, dice: “El presidente Hugo Chávez utilizó la historia como no la había utilizado jamás un político venezolano. Comenzó a construir un relato de su revolución y de su papel partiendo de la historia de Venezuela, y vinculándolo con Bolívar. Eso no es nuevo… Aquí no hay sino un dios verdadero y se llama Simón Bolívar. Eso se exacerba con Chávez y la gente en general se vuelca hacia el historiador. Entonces la historia se convierte en un fenómeno importante para la so­ciedad venezolana como nunca había sucedido y el intelectual dedicado a la historia ocupa un plano que jamás había ocupado. Por ejemplo, el recientemente desaparecido Manuel Caballero, quien se convirtió en una estrella mediática. Nunca antes el libro de historia se había convertido en un best seller”.
Parecerá presuntuoso, advierte, pero hay un gran desnivel entre los intelectuales del chavismo y los del otro lado. “Acá hay —dice por el lado suyo— historia­dores de primera línea y de reconocimiento nacional e internacional, allá hay repetidores de discursos de Chávez, entonces el enfrentamiento no se da porque el poeta tal discute con el poeta cuál, el historiador tal en un debate le saca la madre al otro, no, simplemente eso no existe”. Quizás por esta percepción o por la polarización que lo permea todo, aunque el profesor Elías no se identifica con los líderes actuales de la oposición, no puede reunirse hace unos ocho años a tomar cerveza con quienes fueron grandes amigos y discípulos, y que ahora son del otro bando. En estos días se abusa de la palabra fascista. “Es inadecuada tanto cuando la maneja el gobierno, como cuando la maneja la oposición. Eso no existe, por fortuna. Es un término que no explica la realidad, sino que la oculta. Tenemos que buscar el entendimiento del chavismo y del antichavismo mirando la historia de Venezuela. Maduro nos dice fascistas a los estudian­tes, a los profesores. Él es producto de una militarada tropical lamentable, que inventó un término para permanecer y para justificarse: el socialismo del siglo XXI”, dice Pino, quien trabaja en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Católica Andrés Bello. En su opinión, “hay una unión pro­clamada por la misma precariedad: los estudiantes reclaman becas, los profesores reclaman sueldos. Que las becas son muy pobres, que los sueldos son muy pobres. Que no hay seguridad en los campus. No es que se trate de que vamos a unirnos por interés político, se trata de que no nos queda más remedio que unirnos porque son las mismas reivindicaciones que estamos reclamando”.
MILENIO CULTURA
Reportaje especial...


UANL reconocerá trayectoria de mujeres

La trayectoria de éxito de cinco mexicanas será reconocida el 6 de marzo en el Aula Magna del Colegio Civil Centro Cultural Universitario, cuando les sea entregada la escultura “Flama, Vida y Mujer 2014”, que otorga la Universidad Autónoma de Nuevo León en forma anual.

En víspera del Día Internacional de las Mujeres serán distinguidas Mariana Benítez Tiburcio, Subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales de la PGR; Carolina Leal Montemayor, socia fundadora de la firma Leal Montemayor Abogados; Patricia Liliana Cerda Pérez, Investigadora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación; Liliana Melo de Sada, Promotora cultural y social; y la joven Mariana Avitia Martínez, Medallista Olímpica en Tiro con Arco.

El Reconocimiento UANL Flama, Vida y Mujer se instituyó en el 2005 para reconocer a mujeres destacas en cinco áreas específicas: Desarrollo Gubernamental, Desarrollo Empresarial, Docencia e Investigación, Asistencia Social y Vinculación Internacional; a la fecha se han distinguido a 48 galardonadas.

Anuncio Premio Flama, Vida y Mujer

En rueda de prensa, el Rector Jesús Ancer Rodríguez hizo el anuncio de las cinco mujeres que serán reconocidas por el pleno de la UANL como ejemplo para sus congéneres, por su ejemplo de vida y actuación profesional, y porque representan para la comunidad una fuente de inspiración.

“Han sido seleccionadas en base a su trayectoria, a su disposición en la responsabilidad social, fueron electas por el Consejo Universitario a través de la Comisión Académica; todas tienen merecimientos muy importantes y para la Universidad es una distinción que acepten este reconocimiento”, expresó el Rector Jesús Ancer Rodríguez.

El funcionario universitario precisó que las 48 damas que han sido reconocidas, se vinculan a la institución a través de conferencias dirigidas a la comunidad estudiantil, a las que se les habla de superación personal, profesional y del compromiso que asumen con la sociedad al egresar.

“Hemos tratado de incorporar en este selecto grupo a una joven para integrar a las mujeres jóvenes y tengan un referente; Mariana tiene una brillante trayectoria deportiva, pero también es estudiante y tiene una doble función, y para nosotros es importante para que las estudiantes de la Universidad se reflejen en ella, sirve mucho de motivación”, refirió Ancer Rodríguez.

Es importante destacar que la escultura que recibirán las galardonadas es la figura de una mujer, hecha en cristal, que sostiene en sus manos una flama, en una imagen que refleja fortaleza y sabiduría; así es como la Máxima Casa de Estudios les aplaude el esfuerzo, trabajo, personalidad y profesionalismo.

Flama, Vida y Mujer UANL 2014:

Mariana Benítez Tiburcio
Desarrollo Gubernamental
Mariana Benítez Tiburcio
Subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales de la PGR

Carolina Leal Montemayor








Desarrollo Empresarial
Carolina Leal Montemayor, socia fundadora de la firma Leal Montemayor Abogados


Patricia Liliana Cerda P
Docencia e Investigación
Patricia Liliana Cerda Pérez
Investigadora de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)  Nivel II



Liliana Melo de Sada
Asistencia Social
Liliana Melo de Sada
Promotora de cultura y de desarrollo social








Mariana Avitia Martínez
Vinculación Internacional
Mariana Avitia Martínez
Medallista Olímpica en Tiro con Arco
Estudiante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación




Por Esperanza Armendáriz
Fotografía José Luis Macías Nicanor



No hay comentarios:

Publicar un comentario