Ignacio Dean ha caminado 28 mil kilómetros desde el 22 de marzo de 2013. Partió de Madrid y cruzó Europa en cuatro meses; bajó a Asia por las orillas del Mar Caspio y siguió por la India hasta Indonesia; cruzó Australia y tomó un avión para llegar a otro desierto, pero en Chile. Después de caminar en condiciones extremas por Atacama, subió y bajó los Andes y llegó a América Central por Perú y Ecuador.
A México entró por Tapachula a finales de mayo. En dos años y medio y 29 países, Nacho no se había enfermado, y en algún lugar antes de Oaxaca contrajo la fiebre chikungunya. Pasó seis días de convalecencia y siguió su camino rumbo a Puebla.
Antes de emprender el viaje, este español de 34 años trabajaba en una organización para asistir a los animales salvajes del Cantábrico. Ya le gustaba viajar y tenía el sueño de recorrer el mundo. Pero cuando finalmente se decidió a hacerlo determinó que lo haría con sus piernas. "Siento una afinidad especial por llegar a los sitios por mi propio pie: es un privilegio", dice el viajero, que en estos días se dedica a hacer turismo en la Ciudad de México.
Nacho no conoce otro caso igual al suyo. Menciona la hazaña de Jean Béliveau, quien recorrió los cinco continentes en 11 años para promover la paz y la no violencia en beneficio de los niños del mundo. Pero el canadiense fue apoyado directamente por la Unesco, que financió el proyecto y lo asistió con todas las visas y trámites legales.
El español hace todo por su cuenta y avanza gracias a sus propios ahorros, donaciones de empresas y personas y el apoyo de mucha gente que lo ha alojado en el camino. Su motor principal es celebrar la vida y la libertad, pero ya que iniciaba este increíble periplo se propuso difundir un mensaje medioambiental. Bautizó a su proyecto como Earth Wide Walk y lo definió como "una marcha mundial por la naturaleza y el planeta Tierra".
Ignacio ha caminado por autopistas, carreteras estatales, terracería y pistas de arena y sal. Ha empujado su carrito en condiciones de lluvia, viento, nieve y bajo el más intenso sol. En su vehículo lleva siempre agua, a veces comida -porque siempre que puede come en sitios que encuentra-, una casa de campaña, un saco de dormir, tres cambios de ropa, un botiquín y otras herramientas de supervivencia. Son en total alrededor de 45 kilos.
Además carga con una cámara de fotos y una computadora para actualizar su bitácora de viaje y alimentar sus redes sociales. Gracias a su blog, ha contactado con personas a las que después encuentra cuando llega a sus países. Ahora se aloja en la Ciudad de México en casa de Francisco, otro viajero que le sigue los pasos a través de la red hace varios miles de kilómetros.
La mayor distancia que ha recorrido son 85 km en una jornada. "Me levanto al amanecer, recojo el campamento y camino hasta la última hora del día", explica Nacho, quien no sólo se concentra en llevar un buen ritmo sino en aguantarlo durante varias horas. Hasta la fecha se ha acabado nueve pares de tenis.
Ha pasado varios días en todo tipo de ecosistemas sin ver o hablar con nadie. "Pero estoy haciendo lo que quiero y eso me da una fuerza extra. En días de soledad hablo conmigo mismo, me invento papeles en películas, canto, escribo, hago fotos, disfruto el paisaje, y a veces pues me aburro", cuenta el caminante.
El lugar donde se ha quedado más tiempo es en Lima. Después de dos desiertos y una cordillera sentía que merecía un descanso. Además era Navidad y se quedó allí para estar con amigos, pues la anterior temporada navideña la había pasado solo en Bangladesh. Ignacio espera pasar las próximas fiestas en España, junto a su familia.
Pero los cálculos en un viaje así no siempre son precisos y los itinerarios pueden cambiar en cualquier momento. Por lo pronto sabe que se dirigirá otra vez hacia el sur y en Cancún tomará un avión hacia la Florida, pues mucha gente le sugirió que por seguridad evitara el norte de México. Dice que caminará la costa este de Estados Unidos y en Nueva York volará a Lisboa. De ahí se irá a Madrid para regresar como se fue y completar así su vuelta al mundo a pie.
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